30 nov 2010

Tomillo y alcaparra

Han pasado veinte años, desde que me decidí a realizar aquel periódico escolar con mis alumnos de Polopos (Lucainena de las Torres).
Quedan en mi pensamiento el trabajo y el recuerdo de aquellos años que pasé con ellos, en esa Escuela Unitaria, donde junto aquellos dieciocho niños me sentí como el famoso maestro de Crónicas de un pueblo.
Era la persona que diariamente llegaba desde Almería, allí conectaba con los intereses e inquietudes de aquellos niños y niñas, que a veces el de primero se sabía mejor las tablas que los de tercero y la chica de octavo era la maestra en prácticas.
Todo era un trabajo en equipo, globalizado, personalizado, por centros de interés, no había profesor de apoyo, ni orientador, ni especialista en inglés, era maestro de todo, hasta de Religión porque les preparé la Catequesis para los niños de tercero.
Tan aislados en aquellos años de los 85 a 88, que conseguí una ayuda para realizar una excursión junto con la Unitaria de Gafarillos a visitar la central de Carboneras.
Aquella visita me resultó inolvidable, sobre todo cuando les dije que aquel mar que veian era el Mediterráneo, no se lo creían.
Fiestas tuvimos muchísimas cabe mencionar, las de Navidad y fin de Curso. Los padres por Navidad me llenaban el coche de patatas, aceite, pimientos, productos de la huerta, eran y son la gente mas maravillosa que puedes conocer. A veces me siento en deuda con ellos, porque en esta vida deberiamos acordarnos y relacionarnos con aquellas personas que creo me han querido.
Una fiesta inovidable fue la Comunión que celebramos en la Escuela, donde la mesa principal estaba formada por el alcalde, el cura y el maestro.
Otra de las costumbres que ellos tenían eran las matanzas, alli estaba invitado, era un día especial, todos comíamos en la misma sartén, daban vueltas a la sartén para que me tocaran las mejores presas.
Excursiones eran las salidas a pie, allí descubrí en ellos el amor y cariño que tenían hacia la Naturaleza como les gustaba todo aquello, fue cuando pensé en hacer un periódico que le llamamos "Tomillo y Alcaparra", lo titulé así porque aquellos niños cuando dejaban el colegio y durante el fin de semana se iban a coger tomillo y alcaparr
a para ganarse unas pesetas y así poder tener dinero para comprarse chucherías o mas ropa. Era tal el gusto que tenían hacia estas dos plantas, que decidí poner el nombre al periódico escolar donde contábamos nuestras cosas, lo que ocurría en Polopos, haciamos dibujos, poesías...en fin algo divertido que publicabamos todos los meses, no recuerdo los números que hicimos, pero lo que si es que recibí una carta desde la Argentina agradeciéndome la labor realizada.
Aquello tendría su final con la formación de los Colegios Públicos Rurales, en este caso yo los metí en el CPR Campo de Nijar Norte, aquello fue un cambio radical, de lo que era la Escuela Unitaria que tenía su gran encanto y personalidad. Ya todo cambió, a aquellos niños y niñas el cambio le resultó muy grande, yo continué en el Colegio Rural donde tuve otras vivencias que contaré en otros episodios